El desasosiego distraído y la fatalidad en el gesto hacia la pequeña cámara con teclado digital y comando infrarrojo, una magnifica síntesis de lo que solemos hacer con la fatalidad: hacerla creíble, convincente y, en este caso, poco efectivo.
Me decidí, ni bien pude leer la etiqueta y alejarme de aquel magnifico perdedor: El Equilibrista. Estaba acostumbrado, solo me sorprendió el sube y baja. Ya nada seria lo mismo.
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